Nuestro curso nunca ha sido muy de excursiones. Sin embargo, esta vez era diferente; no era una simple excursión. Esta era nuestra última oportunidad para realizar un viaje juntos como una clase, pues a partir de este año cada uno comenzará a labrarse un futuro. Por lo tanto, esta excursión no podíamos perdérnosla de ninguna manera.

De entre las tres opciones que nos propusieron, por primera vez en años no salió elegida Roma. Entre esta, Ámsterdam y Lisboa elegimos la última. Sinceramente, creíamos que Lisboa, al no ser tan atractiva como Roma, sería menos adecuada para una excursión de este calibre. Obviamente nos equivocamos.

Dejando de lado las ocho horas de viaje en minibús y la lluvia de una mañana, este viaje ha resultado ser una gran experiencia para todos los que lo hemos vivido: Lisboa, aunque obviamente no es Roma, nos ha parecido muy bonita; todas las visitas que realizamos fueron alucinantes, desde el convento de Los Jerónimos hasta la “boca del infierno”, pasando por Belém y sus pasteles, el palacio de Sintra y el precioso pueblo de Cascáis.

El pescado, sobre todo el bacalao, nos ha parecido destacablemente bueno. Tampoco faltaban restaurantes de comida rápida y, por supuesto, nuestro querido Starbucks. No echamos de menos lugares en los que gastar nuestro dinero: tiendas y tiendas de souvenirs, ropa, pastelerías con dulces típicos, etc.

El tranvía de Lisboa con ese aspecto tan “vintage”, los centros comerciales, las plazas y sus increíbles fuentes y estatuas, las iglesias, la catedral... todo nos encantó.

El hotel Amazonia, aunque todos pensamos que podría haber sido mejor, resultó estar bastante adecuado y muy recomendable (menos las cenas y algunas duchas, cuya alcachofa a alguno se le “rompe con facilidad”).

Menciones especiales a nuestra guía Filipa, quien nos acompañó en las visitas y demostró su dominio de nuestro idioma y de la historia de su ciudad, además de hacernos un mini-cursillo de portugués en el que aprendimos lo imprescindible de esta lengua, y por supuesto a Timmy, que por siempre descanse en las verdosas aguas lusitanas. 

Con muy buenas impresiones del viaje y la opinión general de que todos lo repetiríamos, toca aterrizar en la realidad y ponernos las pilas, que tenemos un duro curso y una EBAU que aprobar.

Los alumnos de 2º de Bach.