El primer día de clase, nuestra profesora de educación plástica, Ester López, nos propuso una actividad que al menos a un servidor, resultó entretenida a la par que un buen medio de expresión artística, este trabajo del que estoy hablando se trata de nuestra propia carpeta personalizada de plástica, una carpeta en la cual pudimos plasmar un poquito de nosotros, de lo que somos o de lo que llevamos dentro, ¿Cómo? De una manera muy sencilla, decorando la carpeta por dentro y/o por fuera, de la manera que más nos gustase, sin limites, con infinitas posibilidades que poder probar.

Poco a poco, numerosas carpetas fueron llegando, las había de todo tipo, sencillas y complejas, coloridas o en blanco y negro, con pegatinas o sin ellas; se puede decir que hay una gran variedad de carpetas algo inusuales, pero la cosa no acaba aquí, como ha dicho antes, no había límites para la imaginación, y entre todas estas carpetas, pudimos ver otras que algo más inusuales, y así es como llegaron bolsos, bolsas de la compra, recordatorios de viaje, libros, ropas y algunas cosas más, pero ¿Eran solo lo que aparentaban? No, había algo más, eran el primer trabajo de plástica, la primera de muchas obras de arte; simplemente eran carpetas decoradas, eso sí ¡Menuda decoración!

Iván Rodríguez Gobernado 3ºA-E.S.O